A primera vista podría parecer que no nos encontramos en el mejor momento para invertir. En el mercado de bonos se ha creado una burbuja provocada por una manipulación monetaria sin precedentes por parte de los sospechosos habituales (Bancos Centrales, bancos y Gobiernos). Si a esto sumamos que la renta fija es un tipo de inversión menos atractiva que la renta variable por definición, parece que la única opción sensata es invertir en acciones.
¿Pero qué ocurre con la renta variable? Muchos podrían alegar que también nos encontramos en un contexto de mercado complejo, con la bolsa americana o el índice MSCI World en máximos históricos y tras haber vivido un “rally” importante en los últimos meses del año (el IBEX 35 se ha revalorizado un 25% desde junio, por ejemplo).
Pues bien, aunque hace varios meses podría haber estado de acuerdo con esta visión algo negativa, a día de hoy no puedo coincidir menos. La principal razón es que nuestra particular forma de ver las cosas, basada en la filosofía de inversión en valor o Value Investing, ha vuelto a dar sus frutos y nos ha permitido encontrar oportunidades atractivas de inversión. En este proceso han contribuido dos factores fundamentales: una actitud optimista y una buena capacidad de análisis.
Confiar en la capacidad del ser humano es clave en la inversión a largo plazo
Ser positivo es un factor que depende del temperamento del inversor y es muchas veces una cualidad diferencial respecto a la competencia. La mayor parte del tiempo pensamos en la paciencia, el conocimiento de uno mismo y el autocontrol como elementos indispensables que tiene que tener un buen inversor. No obstante, el entusiasmo es otro aspecto clave que suele caer en el olvido. Cuando hablo de optimismo no me refiero simplemente a ver el lado bueno de las cosas cuando el mercado está cayendo, sino también a la habilidad para detectar oportunidades de inversión cuando el mercado está caro, como ocurre ahora. Una actitud optimista va de la mano de una visión a largo plazo, pues ¿Cómo es posible invertir a 5 ó 10 años vista si no se confía en la capacidad del ser humano de construir un futuro mejor? La mayor parte del tiempo el ruido mediático que nos rodea dificulta ver el vaso medio lleno y eso hace que la labor de inversión sea más complicada. Con una mentalidad adecuada se obtiene una ventaja frente a la competencia y se encuentran “pequeños tesoros” en lugares donde nadie más está mirando, precisamente porque la mayor parte del mercado está cegado por una mentalidad de corte pesimista.
S&P 500 (S&P50-USA)
Si el inversor tiene la habilidad para combinar un carácter entusiasta con una buena capacidad de análisis, se aumenta considerablemente la probabilidad de encontrar empresas de calidad a precios razonables. Una vez se sabe dónde mirar, el análisis es ese trabajo de fondo mediante el cual tratamos de averiguar cuánto valen las cosas.
En conclusión, el tándem optimismo y análisis han permitido que lo que parecía que iba a ser un comienzo complicado haya sido realmente un inicio apasionante y fructífero. En mi humilde opinión, nos ha permitido sembrar las semillas de un futuro más que prometedor y, todo hay que decirlo, vivir más tranquilos y felices durante el proceso.
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