Casi nadie pone en duda, que el actual modelo de pensiones español es insostenible a largo plazo. Y lo peor, es que los motivos que avalan esta tesis son cada vez más contundentes: en los últimos nueve años, el gasto del Estado en pensiones se ha incrementado en 44.000 millones de euros, según un informe reciente de Caixabank.
A ese dato, habría que añadirle que la pirámide poblacional se está invirtiendo progresivamente, y que el número de trabajadores por pensionista no ha dejado de caer en los últimos años. En 2007 la pensión de cada jubilado era soportada por 2,71 trabajadores en activo, mientras que en 2015 ese rango se situó en 2,26.
Otro dato evidente es que la esperanza de vida es cada vez más alta, con lo cual el número de jubilados tiende a seguir aumentando. Además, hay que contar con que nuestro país suele tener altas tasas de paro, en comparación con otras naciones de nuestro entorno y similar nivel económico, lo cual también agrava el problema.
Pero el investigador José Ignacio Conde-Ruiz va mucho más allá. Recientemente, señalaba en Cinco Días, que “aunque España lograra el pleno empleo, la situación demográfica llevaría al sistema de pensiones en el año 2050 a gastar el equivalente al 17,4% del PIB y a ingresar un 10%”. Es decir, solo el sistema de pensiones generaría un déficit público del 7,4% del PIB, una cifra muy alejada del límite del 3% impuesto por el Plan de Estabilidad de la Unión Europea.
En definitiva, y teniendo en cuenta todas esas cifras, si no queremos que nuestra futura jubilación dependa exclusivamente de circunstancias económicas, decisiones políticas, índices de natalidad o tasas de paro, hay que ser previsores y pensar en dirigir cuanto antes nuestros ahorros a un plan de inversión a largo plazo.
Ahora bien, antes de tomar una decisión tan importante, hay que asesorarse muy bien por expertos, contrastar las diversas alternativas y sopesarlas acorde con nuestra edad y nuestra actitud ante los posibles riesgos que comporten esas inversiones. Porque, ante todo, hay que procurar dormir siempre tranquilos.
Tener paralizados nuestros ahorros nos hace perder cada día poder adquisitivo
Lo que no tiene sentido es tener paralizados nuestros ahorros, ya que perdemos cada día poder adquisitivo. En España hay 500.000 millones de euros en cuentas bancarias a la vista con un tipo de interés medio del 0,07% anual. A eso hay que añadirle otros 260.000 millones en depósitos a plazo, con una rentabilidad media a un año del 0,11%. Es decir, de esos productos se obtienen unas rentabilidades prácticamente nulas. Es más, teniendo en cuenta la inflación, se pierde dinero.
En fondos de inversión comercializados en nuestro país, los españoles teníamos invertidos un total de 235.340 millones de euros al finalizar 2016, según los datos de Inverco. De esa cifra, 123.705 millones (el 52,5%) estaban invertidos en productos muy conservadores, que dieron unas rentabilidades medias anuales, entre los años 2000 y 2015, que se sitúan en una horquilla de entre un 2,68% y un 1,6%, teniendo en cuenta todas las categorías de fondos conservadores.
Las mayores rentabilidades se registraron en ese mismo periodo en los fondos de renta variable. Y el mejor de todos ellos, con una rentabilidad media anual del 13,2% y una acumulada del 542%, fue Bestinfond, que estuvo gestionado por Francisco García Paramés durante 14 años de los 15 que mencionamos.
Pero si ampliáramos el periodo a todo el tiempo que García Paramés gestionó ese fondo, desde el 13 de enero de 1993 hasta el 21 de septiembre de 2014, la rentabilidad media anual se elevaría al 15,7%, y la rentabilidad acumulada sería del 2.466%.
Para hacerse una idea real de lo que suponen estos porcentajes, quiero exponer los casos de dos personas que optaron por confiar sus ahorros al citado gestor al inicio de 1993. El primero de ellos, decidió traspasar al citado fondo 7 millones de las antiguas pesetas (42.000 euros), que tenía en un depósito bancario, y 21 años después había acumulado una cantidad de 1.077.845 euros.
El segundo caso, es el de una persona que recibió por la venta de una vivienda 20 millones de pesetas (120.000 euros), y decidió invertirlos en el mismo fondo mencionado. En septiembre de 2014 sus ahorros sumaban ya la cantidad de 3.079.557 euros.
Es decir, estos dos ejemplos nos demuestran que acertar plenamente con una buena inversión a largo plazo, puede llegar a convertirse, no sólo en un complemento a la posible pensión estatal que pudiéramos cobrar, sino en un sueldo más que suficiente para cubrir nuestras necesidades una vez jubilados. Todo dependerá de los riesgos que queramos asumir y del tiempo que mantengamos nuestra inversión. Por eso, hay que empezar cuanto antes y esperar con paciencia los resultados de una buena inversión “value”.
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