Hace poco escuché en la radio como uno de los tertulianos de uno de los programas más famosos de las mañanas pedía insistentemente que, a raíz de los acontecimientos que han rodeado recientemente a la compañía de distribución de videojuegos Gamestop (y otras, entre ellas la española Tubacex), se prohibiesen no sólo este tipo de acciones coordinadas a través de las redes sociales, sino también las ventas en corto. El conductor de Uber que me llevaba a la oficina asentía insistentemente mientras todos los participantes de la tertulia criticaban a los fondos e inversores que se dedican a “ponerse cortos” en acciones.
Independientemente de toda la polémica suscitada en las últimas semanas en torno a Gamestop, el grupo de Reddit WallStreetBets y el bróker Robinhood, no deja de sorprenderme como la opinión pública en general tiene una imagen tan negativa de los inversores bajistas.
En primer lugar, la gente desconoce el papel tan importante que juegan en el mercado de valores. Estos inversores, al pedir prestadas acciones para venderlas y posteriormente comprarlas a un precio más bajo, en muchos casos ayudan a mejorar la eficiencia en la formación de precios, es decir, ayudan a que estos se acerquen al verdadero valor de la compañía, y por tanto son un contrapeso a la formación de burbujas financieras.
Además, muchos de ellos hacen una extensa labor de investigación que podríamos considerar casi forense de las compañías que venden y gracias a esto muchas veces ayudan a desenmascarar equipos directivos deficientes y a descubrir fraudes. Seguro que se acuerdan de la compañía española Gowex, que acabó siendo una estafa sacada a la luz por uno de estos inversores bajistas, Gotham City.
¿Quiere decir esto que no debemos invertir en compañías que tengan posiciones bajistas? No, ya que estos inversores, como cualquiera, se equivocan. Pero su rol en los mercados es innegable.
Y algo que nos preguntan muchas veces ¿por qué, igual que compramos compañías que creemos que están infravaloradas, no nos ponemos cortos en compañías que consideremos que están sobrevaloradas?
El principal motivo es que vender acciones en corto es mucho más arriesgado que comprarlas. Y como es bien sabido, en Cobas AM somos muy conservadores con nuestro dinero y el de los partícipes. Al comprar acciones infravaloradas, es decir, con un amplio margen de seguridad, los riesgos que asumimos son muy reducidos. Y en caso de equivocarnos, perderíamos como máximo el 100% de lo invertido. ¿Qué ocurre en el caso de las ventas en corto? Pues justo lo contrario. Si te equivocas las pérdidas son potencialmente ilimitadas, ya que el precio de la acción podría subir indefinidamente.
Por otra parte, como siempre nos gusta decir: “Zapatero a tus zapatos”. Nosotros sabemos hacer algo muy específico, que es tratar de comprar buenos negocios que coticen por debajo de su valor intrínseco y vender las acciones cuando el precio se acerque a ese valor. Creo que ponernos cortos implicaría para el equipo de Cobas AM salirnos de nuestro círculo de competencia.
Por último, podríamos decir que hay una razón mucho más sutil y algo más filosófica por la que no hacemos operaciones bajistas y es simplemente que preferimos “apostar” a que las cosas mejoran. Es decir, preferimos beneficiarnos cuando las cosas van bien, en definitiva, ser optimistas.
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