Vista la volatilidad de las últimas semanas, que ha conducido a la mayoría de los índices mundiales de renta variable a cotizar en negativo, y las “malas” noticias que afectan a algunas compañías, ahora, más que nunca, es cuando hay que hacer honor al título de este post. ¡Aunque esto suponga ir contra nuestros impulsos!, como dijo una vez un conocido gestor “value”: “La volatilidad no es necesariamente un problema. Cuanto más cae un mercado, más oportunidades hay de encontrar compañías infravaloradas”.
El gestor “value” aprovecha estas caídas para reforzar la cartera de sus fondos de inversión y tomar impulso en busca una mayor rentabilidad futura. La imagen más gráfica similar a esta acción podría ser la de un joven con un monopatín que aprovecha la fuerte caída en la zona de la pista en forma de U para impulsarse hacia arriba en busca de su mejor salto.
La paciencia o el “arte de saber esperar”, como yo la entiendo, no es más que la fortaleza que demuestra cada ser humano a las pruebas que la vida nos pone por delante para el continuo progreso personal y la consecución de los objetivos fijados. Se trata de afrontar la vida sin prisa, pero sin pausa, y de manera optimista. Deberíamos aplicar esta gran virtud a todos los ámbitos de nuestra vida: personal, profesional….
A medida que vamos creciendo, vamos desarrollando esta virtud, algunos más rápido y otros más lento. De niños siempre queríamos las cosas inmediatamente, pero, con el paso del tiempo, nos vamos poniendo prioridades y somos capaces, en la mayoría de los casos, de esperar el momento adecuado y no precipitarnos. No dejarnos llevar simplemente por los impulsos, sino tratar de ver más allá y analizar las consecuencias de nuestros actos futuros, sin la necesidad de tener que tomar decisiones precipitadas.
Como muchos sabréis, la paciencia es uno de los grandes pilares sobre los que se sustenta la inversión en valor. Los gestores que se basan en esta filosofía de inversión tienen que ser pacientes al invertir en compañías que el mercado está penalizando por el motivo que sea. Esa paciencia debe estar sustentada, como siempre, por un exhaustivo proceso de análisis para entender que los motivos de dicho castigo bursátil son temporales y se trata de un buen negocio. Ahora sólo queda esperar a que el tiempo les dé la razón y el mercado acabe reconociendo el valor intrínseco de la compañía.
A lo largo de la inversión irán saliendo buenas y malas noticias. Deberán ser capaces de analizarlas y ver si cambian su tesis de inversión y, lo más importante, no dejarse arrastrar por la manada. Aquí indudablemente entra en juego el papel de los sesgos, pero por no extendernos, lo dejaremos para algún valiente que quiera escribir sobre cómo afectan los sesgos en la toma de decisiones.
Ser positivo te llevará también a ser proactivo
Muy relacionado con la paciencia está el positivismo. Ser positivo no es simplemente poner buena cara ante los momentos adversos, sino creer que todo lo que pueda salir mal, va a salir bien. Aunque suene sencillo, en ocasiones no lo es.
Cuando las cosas vienen mal dadas, suelen venir de forma seguida y continuada: las famosas malas rachas. Por eso es muy importante pasar página, pensar en nuestra siguiente meta y esforzarnos al máximo por conseguirla.
Ser positivo te llevará también a ser proactivo, alejándote de ser una persona que simplemente espera a que las cosas sucedan. Ser positivo implica actuar, y saber anteponerse a los problemas que puedan suceder. Como he dicho anteriormente, la vida es mucho más sencilla si la afrontamos desde el optimismo. La actitud positiva significa razonar de una forma constructiva, objetiva y sana, aprendiendo a pensar en lo bueno y lo agradable.
Aplicado al ámbito personal, podríamos poner muchos ejemplos de superación y seguro que todos nosotros tenemos alguien cercano que serviría de modelo. Yo he optado por el mundo del fútbol.
Creo que mayores y jóvenes se acodarán de Ronaldo Luís Nazário de Lima o Ronaldo. Uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos. Brasileño y de origen humilde, tuvo una grave lesión de rodilla con 22 años, cuando estaba en el mejor momento de su carrera y habiendo logrado un par de años antes el trofeo al mejor jugador del mundo, el Balón de Oro. Esa lesión le iba a mantener fuera de juego durante un periodo mínimo de seis meses.
Pero con esa actitud positiva que le caracteriza, con esfuerzo y mucho trabajo, se recuperó. En su reaparición, se volvió a lesionar la misma rodilla. Fue una noticia horrible para un futbolista joven con toda su carrera por delante. Y… lo volvió a hacer. Tras un año sin poder jugar al fútbol, se recuperó y alcanzó su mejor nivel, volviendo a ganar el Balón de Oro en 2002. ¡Un claro ejemplo de paciencia y actitud positiva como base del éxito!
Volviendo al tema de la inversión, la actitud positiva ayudará a que el castillo de naipes no se derrumbe. O lo que es lo mismo, a que, tras haber revisado el caso de inversión, los gestores sean capaces de darle la vuelta a las “malas” noticias, viéndolas como una oportunidad de comprar el mismo negocio con un descuento mayor. No deberían dejarse llevar por el pesimismo, precipitándose a la venta por el mero hecho de mantener una compañía en cartera que no gusta a la mayoría del mercado.
Somos humanos y todos nos podemos equivocar, en mayor o menor medida, en nuestras inversiones. De ahí la importancia de dejar nuestros ahorros en manos de profesionales con dilatada experiencia en el mundo de la gestión, que nos transmitan confianza y si además coinvierten con nosotros, mejor. Su buen hacer y nuestra paciencia como coinversores, aguantando las caídas e incluso viéndolas como una oportunidad de compra, nos permitirán obtener una rentabilidad satisfactoria en el largo plazo.
En fin, os puedo decir de buena mano que hay que ser paciente, que, con trabajo, esfuerzo y paciencia, todo llega…. ¡O eso quiero pensar yo! A todos os digo: “¡Paciencia, que es la madre de la ciencia!”.
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