“Mientras te lo piensas, podrías estar multiplicando tu patrimonio como miles de inversores lo hacen. ¿Te atreves a quedarte fuera?”

Esta frase podría representar un reclamo de plataforma online donde miles de usuarios operan con sus ahorros de forma muchas veces impulsiva y donde se apela a lo que la mayoría hace y consigue resultados exitosos e inmediatos. Tentador, ¿no?

Este reclamo al sesgo de manada o arrastre se utiliza con mucha frecuencia en inversión, consiguiendo un resultado rápido de llamada a la acción. Recordemos que el sesgo de manada es la tendencia a seguir las decisiones o acciones de un grupo, asumiendo que la mayoría no puede estar equivocada.

Este sesgo, además, está estrechamente relacionado hoy en día con el FOMO (‘Fear Of Missing Out’, siglas en inglés), que es a la ansiedad generada por el temor a no experimentar algo que están haciendo otros, especialmente alimentado por las redes sociales. Del FOMO especialmente os quiero hablar en esta ocasión.

Esta ansia de no quererse perder nada se genera por un deseo muy primigenio y básico que Maslow lo mencionó en su famosa pirámide, y es el de la pertenencia al grupo. Esta necesidad de pertenencia la vemos reflejada en numerosos aspectos de la vida diaria, incluidos en los hábitos financieros de los ahorradores e inversores.

Imaginemos que estás buscando reservar un hotel. Hay dos opciones con características similares. Mientras miras, notas que uno de ellos muestra un aviso: «Última habitación disponible, 15 personas están viendo este hotel ahora mismo». Este mensaje crea una sensación de urgencia y te lleva a reservar rápidamente el hotel más popular, aunque en realidad no has analizado si es la mejor opción. Han terminado decidiendo los demás por ti, ¿dejarías que también los demás guiaran tus finanzas?

La necesidad de la integración en un grupo y el efecto de las normas grupales nos provoca querer ser aceptados y querer estar siempre del lado ‘ganador’. Si te has planteado alguna vez en por qué no invertiste en criptomonedas hace años pero en realidad no conoces su funcionamiento pero ves que ha sido una buena inversión para muchos, has caído en  el efecto manada y en el sesgo de retrospectiva, por el cual miramos hacia atrás y nos parece fácil haber tomado una determinada decisión, sabiendo ya las consecuencias de la misma.

Este ejemplo es muy patente en muchos inversores de criptodivisas. El efecto FOMO es claro, ¿cómo vas a perderte todo ese pastizal que está ganando tu cuñado, aquel que nunca invirtió en bolsa, porque era un ‘juego de casino’? La promesa de ganancias inmediatas y altas hace un efecto llamada del que, ya os adelanto, solo con conocimiento se puede escapar.

La conversación en la cena de Navidad con tu cuñado está servida, no vas a ser el único que piense diferente, ¿no? Bienvenido, no escapaste del sesgo manada.

Este FOMO está estrechamente relacionado con las redes sociales y la cada vez más patente necesidad de inmediatez de respuesta y de estar al tanto de todo lo que ocurre en todo momento y de compartirlo con los demás. En muchas ocasiones, la información que nos llega a través de nuestros sentidos se interpreta y analiza de una forma algo lesiva para nuestra salud mental y financiera. Las redes sociales hacen de megáfono para determinadas noticias y comunicaciones que debemos saber diferenciar y filtrar de forma consciente.

Con esto me quiero referir a que las redes nos ayudan a tener toda la información que queramos a nuestro alcance, pero será tremendamente difícil saber discernir entre lo real y la ‘llamada al FOMO’. No querer estar fuera de una conversación sobre un ‘trending’ de inversión o los estupendos resultados que tienes invirtiendo como los demás, nos llevan a entrar en el bucle de este efecto.

Los vídeos en los que se nos presenta una idea de inversión prometiendo rentabilidades altísimas y te ‘eligen’ como el señalado para hacerte ‘de oro’ con ellas están a la orden del día, muchos creadores de contenido se valen de estrategias que apelan a este FOMO para que, de forma impulsiva, cliques y compres su producto o servicio.

En un escalafón más grave tenemos las estafas, que también se valen de esto para engañarnos, aquí debemos cuestionar aquellos que nos prometen altas rentabilidades y sobre todo, apelando a la inmediatez para asegurar que tu cerebro tomará la decisión por ti, y atajará a través de heurísticas para darte una respuesta eficaz: haz lo que el resto.

¿Has pensado alguna vez en cómo has tomado tus decisiones financieras? Puede parecer algo incluso absurdo, pero te invito a que pienses en si tus decisiones de inversión están totalmente libres de sesgos, apuesto a que no.

¿Es posible escapar del FOMO?

La respuesta es sí, pero no es sencillo. Al final somos seres humanos, tomamos una media de 35.000 decisiones diarias. Cansado, ¿verdad? Se habla que solo somos conscientes del 1% de ellas, el resto las toma nuestro cerebro por nosotros de forma inconsciente. La fatiga por decisión está servida, ¡cuidado con invertir por la noche! Pero esto da para otro blog.

Tomar conciencia sobre lo que tenemos en cuenta a la hora de invertir, las variables que nos hacen tomar una decisión de inversión, es fundamental y no siempre se cuantifican y analizan de forma racional.  Tener un ‘cuaderno del inversor’ donde anotemos los criterios por los cuales tomamos nuestras decisiones y analizamos las opciones antes de invertir, es una de las herramientas más útiles contra el ‘FOMO’ y el sesgo manada.

Desde Cobas AM, te invitamos a que te descargues BrainVestor, la aplicación de psicología financiera que te dará herramientas para trabajar estos sesgos, así como pone a tu disposición un programa de mentoring gratuito para mejorar tu toma de decisiones financieras.

 

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