Algunos compañeros de Relación con Inversores me pidieron que escribiera un artículo para la página web. Normalmente, en estas fechas se suele escribir sobre las ventajas de los planes de pensiones, ya que se acerca la fecha límite a partir de la cual una aportación ya no puede ser deducible en la próxima declaración de la renta. Creo que eso ya lo saben, así que, ¿qué sentido tiene volver a repetirlo?
Otra de las iniciativas, también con una estacionalidad muy pronunciada a finales de año, es la promoción de la caridad, muy sensible en estas fechas por la llegada de la Navidad, y también por la posible deducción tributaria que en algunos casos podemos obtener.
Una de las funciones más importantes que tenemos los analistas de Cobas es la de entender ciertas circunstancias empresariales lo mejor posible para conseguir el mayor valor posible con el dinero que invertimos. Así, ayudamos a otros a canalizar mejor sus ahorros (lo cual es bueno para todos) y, en el proceso, disfrutamos comprendiendo un poco mejor cómo funciona el mundo.
Durante mi tiempo libre me gusta conocer otras realidades, incluidas aquellas que no están relacionadas con extraer valor dentro del mundillo de las empresas cotizadas. Cuando hay poco tiempo, una de las mejores formas de lograrlo, al menos superficialmente, es leyendo buenos libros. A ser posible, libros bien escritos, olvidados, no convencionales y con un fuerte compromiso del autor. Uno de los que he leído este 2021 y que les recomendaría, aunque fue escrito en 2004, es El espejismo humanitario: la especie solidaria al descubierto, de Jordi Raich. Lo leí y me pareció tan bueno que rápidamente leí otros dos libros suyos[1].
A Jordi Raich podría describirlo como a un héroe, de esos que parecen de ficción, pero mucho más interesante. Por expresarlo con una analogía, si trabajara en una corporación cotizada, su sueldo sería multimillonario. Según su página web, desde 1986 trabaja en ayuda humanitaria como coordinador de proyectos, evaluador, investigador y consultor en epidemias, terremotos, hambrunas y, especialmente, guerras. Ha trabajado en Guinea Ecuatorial, Perú, El Salvador, Kenia, Somalia, Ruanda, Burundi, Uganda, Angola, Mozambique, Mauritania, Georgia, Guatemala, antiguo Zaire, antigua Yugoslavia, Afganistán, Pakistán, en la base naval estadounidense de Guantánamo en Cuba, Washington, Nueva York, Tayikistán, Sierra Leona, Liberia, Israel, Palestina, Líbano, Sudán, Sudán del Sur, Colombia, Cuba, Panamá, Honduras, Nicaragua y México. Actualmente es Jefe de Delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja para México, América Central y Cuba. ¿Verdad que vale la pena dedicarle tiempo?
Leer El espejismo humanitario es como revivir sus experiencias y reflexiones sobre ONG, organismos internacionales, personal humanitario, víctimas, políticos, militares, periodistas, medios de comunicación, donantes, estafadores, criminales de guerra… (literalmente no se salva ni el apuntador).
Con El espejismo humanitario Raich no busca idealizar la actividad humanitaria, sino más bien lo contrario. Busca mostrarla tal cual él la ve, con sus grandes virtudes, pero también con sus abundantes defectos, porque, según sus palabras, “A la larga, ello ha de redundar en una ayuda más honesta, creíble, transparente, profesional y eficaz.”
A menudo, tuve la sensación de estar leyendo un libro de experiencias empresariales sobre reconocimiento, recursos humanos, logística, operaciones, estrategia y relaciones públicas de la industria humanitaria. Quizá por costumbre profesional, identifiqué muchos paralelismos con el mundo corporativo como, por ejemplo: enfoques excesivos en tareas de marketing, reuniones cuya conclusión es la necesidad de otra reunión, ayudas sin sentido o incluso perjudiciales, trabajadores quemados y desencantados, vividores, exceso de burocracia, funcionarios tremendamente ineficientes, etc. También tuve la esperanza de que avances en un mundo podrían ayudar al otro (aunque no sé si en eso el autor estaría de acuerdo).
Sin embargo, me enfocaré en la asignación de ayudas hacia actividades humanitarias. Al fin y al cabo, creo que es bastante común a los inversores de valor como Warren Buffett (y muchos otros menos conocidos) el razonamiento de que, una vez tenemos un exceso de ahorro, si este se invierte razonablemente bien, al cabo de un tiempo ese ahorro será considerablemente mayor, y más parte podrá destinarse a buenas obras.
En 2016, en la cadena TV3, se emitió un reportaje sobre el conflicto entre el Estado colombiano y las FARC. El mismo Jordi Raich, uno de los organizadores más relevantes de las negociaciones de paz, hizo el siguiente comentario para que las ayudas fueran efectivas[2]:
“En el mundo humanitario hay, como en cualquier otro mundo, de todo: gente honesta y gente deshonesta. La labor de todos los que quieren ayudar es saber distinguir entre la gente y las organizaciones honestas, y la gente y las organizaciones deshonestas.
Hay muchas organizaciones que hoy en día tienen la función, digámoslo así, de ser alquiladores de conciencia. Es decir, hay mucha gente que, desgraciadamente, se siente más bien donando 25 € al mes a cualquier ONG y dice: “yo ya hago mi parte, no quiero saber nada”. Pero hay donativos y hay donativos responsables.
Si lo que de verdad quieres no es sentirte mejor, sino que tu donativo, tu aportación o tus horas de voluntariado vayan a una causa que efectivamente tengan un impacto, en eso la responsabilidad va más allá de las ONG, va la responsabilidad individual de que te asegures que es así.”
Personalmente, no tengo ninguna experiencia en el mundo humanitario, no puedo evaluar ni dar consejos. Escribo este artículo porque sería una pena (o incluso trágico) que ese ahorro generado con tanto tiempo y esfuerzo tuviera efectos perniciosos para aquellos a los que se pretende ayudar. Si gracias a este breve artículo, alguien lee este libro, le ayuda a pensar sobre cómo conceder o ejecutar las ayudas (cuando eventualmente se decida a ello) y eso tiene algún un impacto positivo, entonces escribir estas líneas habrá tenido sentido.
Que tengan unas muy felices fiestas.
[1] Afganistán también existe (2002), es otro de los libros de Jordi Raich. Muy recomendable para entender mejor al pueblo afgano y su historia, incluyendo los acontecimientos relacionados con la retirada de tropas estadounidenses en 2021, dos décadas después.
[2] Traducción propia https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/afersexteriors/colombia-1/video/5588358/
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