El año 2022 está siendo especialmente negativo para las bolsas mundiales, encadenando más de 10 meses a la baja, lo que ha llevado a que la mayoría de los índices muestren uno de los peores comportamientos de los mercados en los últimos 20 años y posiblemente de la historia.
El principal motivo que ha propiciado está situación de los mercados de renta variable y, también, de los de renta fija, sigue siendo la alta inflación, que como por todos es conocido se encuentra en su nivel más elevado en décadas. Esto ha provocado que en los bancos centrales prevalezca el objetivo de control de precios, manteniendo y acelerando el endurecimiento monetario. El impacto de estos mayores tipos de interés y de la retirada de liquidez del sistema, ha sido muy limitado en lo que a la moderación de la inflación hace referencia, no pudiendo reducir los miedos del mercado a una recesión económica.
Como se puede observar en el gráfico, la volatilidad ha estado presente a lo largo de todo el año 2022 siguiendo con la tendencia que venimos observando desde el año 2020 tras las caídas provocadas por el COVID-19. Vivimos una época de incertidumbre importante que hace que exista una volatilidad relevante, lo que ha llevado a que nuestros fondos hayan estado por encima del 20% de rentabilidad en mayo de este año, prácticamente planos a finales de septiembre y por encima del 12% a finales de octubre en la cartera internacional y un -3% la cartera ibérica. Siendo resultados mejores que los obtenidos por el mercado, donde los principales índices mundiales acumulan rentabilidades negativas de entre el -15% y -25%. También encontramos compañías y sectores con caídas abultadas cercanas al 50%.
Time in the market > Timing the market
“Timing the market” hace referencia a intentar predecir el movimiento futuro del mercado para comprar o vender al mejor precio. Intentaré explicar por qué no funciona y por qué deberíamos mantener nuestras inversiones e incluso invertir la liquidez de la que dispongamos lo antes posible para maximizar el tiempo en el mercado.
Ante la volatilidad que estamos viviendo en los mercados financieros es conveniente recordar uno de los conceptos fundamentales del value investing y la inversión a largo plazo: La volatilidad es oportunidad.
Pero claro, ¿cómo nos enfrentamos a la volatilidad y al peligro del market timing?
En el gráfico anterior se puede observar como a largo plazo la dispersión de rentabilidad de distintos activos se reduce a medida que nos mantenemos más tiempo invertidos. A partir de los 10 años de inversión las rentabilidades son positivas, siendo aún más positivas si alargamos el periodo hasta los 30 años.
Por tanto, como primera conclusión podemos soslayar que a largo plazo la renta variable es el activo más rentable y, sobre todo, el menos arriesgado.
Vamos ahora a intentar responder a una de las preguntas más recurrentes de los inversores en momentos como el actual con alta volatilidad y caídas del mercado: ¿es buen momento para invertir ahora o espero?
Pues bien, en este gráfico se puede ver como esperar grandes correcciones para invertir no siempre es lo más acertado. A largo plazo, el efecto de invertir con caídas más o menos pronunciadas puede verse atenuado de forma notable, incluso ser más rentable invertir tras caídas de un 1% del mercado frente a caídas del 10%. Esto no parece muy intuitivo pero sencillamente se debe a que si invertimos tras caídas del 1%, nuestro dinero estará invertido en acciones más tiempo, con las inherentes rentabilidades asociadas, que si esperamos a caídas mayores.
En este estudio de JP Morgan se ve como las rentabilidades de los inversores que invirtieron con caídas del mercado del 1% obtuvieron rentabilidades positivas en el 82% de los casos estudiados, siendo la rentabilidad media anual del 8%. Sin embargo, si nos fijamos en los casos estudiados con inversiones realizadas tras caídas del 10% en el mercado, las rentabilidades medias anuales fueron inferiores, de un 6%, siendo el porcentaje de casos con rentabilidades positivas prácticamente igual que el anterior.
A priori se podría pensar que no hay mucha diferencia entre las rentabilidades del 8% y del 6% cosechadas por los inversores, pero si tenemos en cuenta el efecto del interés compuesto año tras año, es una diferencia más que notable.
Bien, hasta el momento podemos extraer dos conclusiones: la renta variable es el activo más rentable y seguro a largo plazo y no es necesario esperar a grandes caídas del mercado para invertir y obtener rentabilidad. Nos faltaría una tercera reflexión muy relevante: la importancia de estar invertidos en el mercado en los momentos clave.
Como se ve en la tabla anterior, los inversores que se perdieron las rentabilidades de los diez mejores días del SP500 con comportamiento positivo de cualquiera de las décadas antes mostradas obtuvieron rentabilidades peores, incluso negativas, respecto a los inversores que se mantuvieron invertidos sin hacer movimientos.
Lo anterior es una evidencia de lo que suele ocurrir con la toma de decisiones errática de muchos inversores, que les hace perder rentabilidad por los movimientos a corto plazo de sus carteras.
Como comentaba Benjamin Graham: “El principal problema del inversor, e incluso su peor enemigo, es probablemente él mismo”
¿Qué hacemos en Cobas para combatir esta incertidumbre y volatilidad?
Lo que siempre hemos hecho, invertir en:
- Negocios de calidad: Compañías con ROCEs elevados (cerca del 30% en la cartera internacional y del 25% en la cartera ibérica), con balances sólidos (caja neta o muy poca deuda), y con poder de fijación de precios, es decir, capaces de trasladar la inflación y defenderse de ella.
- Negocios que conocemos muy bien y muy baratos: El seguimiento de estos negocios a lo largo de los últimos 5 años nos permite tener un grado muy alto de convicción y seguridad en las valoraciones. No es habitual encontrar compañías de esta calidad con unos precios tan infravalorados, cotizando de media a 5 – 6x beneficios.
- Compañías con buenos equipos directivos y dueños detrás: el conocido “skin in the game” que consiste en una situación en la que los directivos y dueños de las empresas utilizan su propio dinero para comprar acciones de las compañías que dirigen. A fin de cuentas, esto es similar a lo que hacemos nosotros, que invertimos nuestro dinero en los fondos de Cobas.
Entendemos esta etapa de volatilidad e incertidumbre como un momento de oportunidad. En aquellos negocios en los que hemos estrechado el margen de seguridad hemos comenzado una rotación hacia otras compañías que presentan un mayor margen, tanto con compañías que ya teníamos en cartera como otras que no y presentan descuentos interesantes tras las abultadas caídas.
Pocas veces en los últimos 30 años hemos encontrado compañías de esta calidad con unos precios tan infravalorados combinados a su vez con un conocimiento tan profundo de las mismas, lo que nos lleva a contar con uno de los mayores potenciales de revalorización de nuestra historia. Pensamos que nuestros fondos valen entre dos y tres veces más que el valor liquidativo actual.
En definitiva, la mejor forma de protegerse ante subidas de los precios y las restricciones monetarias es invertir en activos reales que te defiendan de ella, considerando a nuestro juicio que las acciones de buenos negocios son los mejores activos reales.
En resumen, en nuestro comportamiento ante la incertidumbre, lo más importante es la paciencia. Como hemos visto, lo mejor es no tomar decisiones precipitadas y estar invertidos en buenos activos, aplicando de forma estricta y rigurosa la filosofía de inversión en valor y el horizonte temporal a largo plazo.
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