El sistema público de pensiones está de gran actualidad en España. Los problemas con su sostenibilidad financiera, el envejecimiento de la población y las constantes promesas de los políticos de aumentar las pensiones son tema constante de debate.

Sin embargo, hay un detalle fundamental del sistema público de pensiones español del que casi nunca se habla. Y tiene un impacto enorme en la capacidad de los ciudadanos de planificar sus finanzas y su vida.

Vamos a verlo.

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El funcionamiento del sistema público de pensiones español se basa en el reparto. Los trabajadores cotizan cada mes una parte importante de su sueldo para tener una pensión en el futuro. Ese dinero se utiliza para pagar las pensiones de los jubilados actuales.

A día de hoy, de media los jóvenes empiezan a trabajar con 24 años, y la edad media de acceder a la jubilación es superior a los 65 años. Durante su vida laboral, un trabajador por cuenta ajena debe aportar un 28,3% de su salario como cotización a la Seguridad Social, sumando su aportación y la aportación de la empresa.

Los beneficios de esa enorme y prolongada cotización no llegan hasta que uno se jubila. Durante los años de vida laboral el trabajador no tiene acceso al dinero aportado. Esto significa que este sistema tiene una falta de liquidez total para los cotizantes. Y todo esto es así por ley, no hay manera de evitar participar en este sistema para los trabajadores españoles.

La rigidez del sistema no termina cuando uno se jubila. Al retirarse, los jubilados empiezan a recibir una pensión mensual. A día de hoy, de media, los nuevos jubilados cobran una pensión que ronda el 70% de su último salario.

Esto puede ser una cantidad suficiente para muchas personas mayores, pero implica una limitación muy importante: los jubilados no tienen la opción de recibir una cantidad grande de dinero en el momento de jubilarse y así gestionar ese dinero como ellos quieran.

Al jubilarnos empezamos a recibir los beneficios de toda esa cotización a lo largo de nuestra vida profesional. Pero la recibimos, de nuevo, con muy poca liquidez, en pequeños pagos mensuales. Y no hay opción de que sea de otra forma, porque el sistema funciona así según la ley.

Los ciudadanos estamos acostumbrados a esta situación. La vivimos desde que somos jóvenes y la tenemos normalizada. Sin embargo, que nos retengan un 28,3% de nuestro salario durante toda nuestra trayectoria profesional sin poder acceder a ello hasta nuestra jubilación, es una limitación muy importante. No tenemos ningún control sobre gran parte de nuestro salario, y esto dificulta que podamos planificar nuestras finanzas personales como queramos.

Por ejemplo, un trabajador podría preferir cotizar menos durante su juventud para tener más dinero disponible y disfrutar intensamente de esos años, cuando una persona tiene más energía y menos responsabilidades.

Otro trabajador podría querer dedicar ese dinero a inversiones personales, como la compra de inmuebles que generen rentas en el futuro. El sistema no permite ninguna de estas alternativas.

No solo eso. Al jubilarnos no podemos optar por recibir de golpe una cantidad grande de dinero para gestionarla por nosotros mismos. Debemos conformarnos con la pensión mensual. Si al jubilarnos pudiéramos disponer de una cantidad importante de dinero, tendríamos la opción de planificar nuestra jubilación según nuestras posibilidades y preferencias.

Por ejemplo, algunos jubilados quizás quieran comprar una autocaravana y recorrer España, Europa e incluso otras partes del mundo por carretera. Recibiendo la pensión mensual, tendrían que financiar la autocaravana de otra forma, quizás con ahorros propios o pidiendo un préstamo.

Otros jubilados quizás quieran destinar una cantidad importante, por ejemplo 50.000€, en realizar un viaje de dos años por todo el mundo mientras todavía tienen la energía y la buena salud para disfrutarlo.

La rigidez del sistema no permite a las personas hacer nada de eso, salvo que hayan ahorrado por su cuenta. Hay que adaptarse a las limitaciones de la Seguridad Social, sin apenas libertad para planificar nuestras finanzas y nuestra jubilación.

Para verlo con más perspectiva, ¿qué podrías hacer si desde que empezaste a trabajar hubieras cobrado un 30% más de sueldo? Tendrías dinero para invertir a largo plazo, para hacer el viaje de tus sueños siendo joven, o para financiar con más flexibilidad la casa que realmente te gustaría comprar.

Un trabajador que reside en España está obligado por ley a participar en el sistema de pensiones. No hay forma de escapar de él. Sin embargo, hay algunas alternativas que ofrecen un mínimo de flexibilidad y nos abren la puerta a tener las opciones que ya hemos comentado.

Una opción es convertirse en trabajador autónomo y cotizar lo mínimo posible dentro de los tramos establecidos. Esto permite cotizar una cantidad menor que trabajando por cuenta ajena, y así tener más dinero disponible para planificar nuestras finanzas como queramos.

El problema es que la gran mayoría de trabajadores por cuenta ajena no pueden pasar a un régimen de autónomos manteniendo su trabajo actual. Tendrían que abandonar su empleo y buscarse la vida por su cuenta, con los riesgos que esto implica.

Otra alternativa es emigrar a un país con un sistema de pensiones más flexible o con una menor cotización mensual obligatoria. Esta opción supone dejar atrás nuestro hogar, a nuestros amigos y quizás a nuestra familia, y es algo que muy pocas personas están dispuestas a hacer.

Por último, podemos quedarnos en España y mantener nuestros trabajos, participando en el sistema de pensiones. Y al mismo tiempo, ahorrar e invertir por nuestra cuenta para conseguir flexibilidad financiera de cara al futuro.

Para esto necesitamos identificar objetivos a corto, medio y largo plazo, y estructurar nuestro ahorro y nuestra inversiones en base a esos objetivos. Por ejemplo, podrías ahorrar para hacer el viaje de tus sueños dentro de 2 años, y a la vez invertir para complementar tu pensión en la jubilación.

La manera más efectiva de complementar la pensión futura y superar en parte la rigidez del sistema, es la inversión en bolsa. Invertir en acciones de empresas de calidad y de forma diversificada es históricamente la inversión más rentable a largo plazo.

Invertir en bolsa de esta forma, ya sea a través de fondos de inversión o de planes de pensiones, nos permite disponer de todo nuestro capital en el momento de jubilarnos. Esto nos da esa flexibilidad y esas opciones que la Seguridad Social no proporciona.

En Cobas precisamente invertimos en empresas de gran calidad infravaloradas por el mercado, y con visión en el largo plazo. En eso se basa, de forma muy resumida, el value investing. Si quieres invertir con nosotros, visita nuestra web cobasam.com y echa un vistazo a nuestros fondos de inversión. También ofrecemos planes de pensiones individuales, para autónomos, y planes de empleo para empresas. Tienes toda la información en cobaspensiones.com.

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Gracias por ver hasta el final y nos vemos en un próximo vídeo, aquí, en el canal de Cobas.

 

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